Sánchez y Aragonés reunirán la mesa de negociación Gobierno-Generalitat la última semana de julio
Los dos presidentes no estarán presentes en el encuentro, que liderarán Bolaños y Vilagrà.
Sánchez se humilla ante Aragonés tras su enfado por espiarle: «Mi respeto, querido president»
Una hora y media ha durado la última reunión entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el president de la Generalitat, Pere Aragonés. Un encuentro «positivo desde el punto de vista institucional» que va en línea de la «recuperación de las relaciones», según el Gobierno. Los dos presidentes han acordado que la última semana de julio se reúna la mesa de negociación del referéndum de secesión. No estarán presentes ellos ni Sánchez ni Aragonés. Serán el ministro Félix Bolaños y la consellera Laura Vilagrà los que liderarán las dos delegaciones. El Gobierno espera que JxCat pueda estar presente. Antes de acabar el año, según ha podido saber OKDIARIO, se producirá otro encuentro de este foro.
Salir con una fecha fijada para reunir la mesa, era una de las reivindicaciones de la parte catalana. Aunque en los últimos días, Moncloa, había trasladado a los medios de comunicación que no era viable que saliera una fecha para reunir la mesa. Lo dijo el propio ministro Bolaños. Finalmente sí se han puesto de acuerdo por las exigencias del presidente catalán. La portavoz Isabel Rodríguez, tras la reunión de hoy, ha afirmado que «hay trabajos avanzados» con el objetivo de «darlos a conocer a los catalanes». La ministra de Política Territorial, que mantiene que «las posiciones están muy alejadas», ha puesto en valor que ambas administraciones están permanentemente «actualizando la agenda del reencuentro».
Sánchez y Aragonés hacía diez meses que los dos mandatarios no se sentaban cara a cara para hablar de las cuestiones que atañen a ambas administraciones. Aragonés ha acudido hoy al Palacio de La Moncloa con su agenda de reivindicaciones, como la Amnistía y la celebración del referéndum bajo el brazo, que el Govern y los partidos independentistas volverán a situar sobre la mesa en la reunión de finales de mes. Según Rodríguez no han hablado de ninguna de las dos cuestiones.
El president ha llegado pocos minutos antes de las doce del mediodía al complejo de La Moncloa. En las escaleras, con las dos banderas presidiendo la escena, le esperaba Sánchez. Hoy no ha habido ningún fallo protocolario como en otras ocasiones. Pere Aragonés ha viajado este mismo viernes hasta la capital española pero no ha acudido, como sí han hecho la mayoría de presidentes autonómicos, al acto de homenaje a las víctimas de la Covid que han presidido los reyes a primera hora en el Palacio Real. Como es habitual en las visitas de los presidentes de la Generalitat a La Moncloa, tras la reunión, Aragonés se desplaza a esta hora hasta la delegación del Govern en Madrid para hacer valoración allí del encuentro.
La reunión fue solicitada por Pere Aragonés tras conocer el espionaje a varios líderes independentistas por parte del CNI -con autorización judicial-. Sánchez fulminó a la ex directora de los servicios de inteligencia Paz Esteban López para contentar a ERC y llegar con una contrapartida bajo el brazo al encuentro con el presidente catalán. Pero Aragonés quería más: la cabeza de la ministra de Defensa Margarita Robles. Sánchez no está dispuesto a ello.
La ruptura de las relaciones que esta cuestión supuso entre los dos socios, que se está arreglando muy lentamente, es de una gran preocupación para el Partido Socialista. El apoyo de los separatistas catalanes al segundo decreto anticrisis ha relajado un poco el ambiente. De ahí la rapidez con la que actuó Sánchez en un inicio. Fue Aragonés el que, cuando Moncloa ya había ofrecido fecha a la Generalitat para que el jefe del Ejecutivo viajase hasta allí, paralizó el encuentro.
Ahora, con esas relaciones empezándose a normalizar de nuevo, tras la celebración de dos reuniones entre el ministro Félix Bolaños y la consellera Laura Vilagrà -la última este mismo viernes en la que se ha acordado este encuentro-, y con varios gestos parlamentarios por parte de ERC, el Gobierno vuelve al punto de partida de no complacer excesivamente a los republicanos.
Por eso, pese a las exigencias de Aragonés de cómo tenía que ser esa reunión, vendiéndose él como víctima y Sánchez como el que iba a pedirle perdón, ahora el Gobierno busca camuflar la cita viéndose en cuestión de días con otros presidentes autonómicos, que fueron elegidos recientemente en las urnas.
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